Las vieiras son ciudadanos como nosotros. Sus órganos acuáticos asimilan igual que los nuestros la mierda con la que llenamos, o nos llenan, el aire, el agua y la tierra. Ni a la consellería de Medio Ambiente, ni al ministerio de Medio Ambiente, ni al ambiente completo que tienen en Interior les importa un güebo que los pesticidas envenen las aguas, que las gaviotas vivan en pisos, que los parques naturales sean artificiales, que una papelera convierta una población de 70.000 habitantes en un laboratorio alergológico. A veces los motivos de las acciones de la Administración son tan anodinos como la postura del misionero.
Y yo preocupado por las vieiras. Las rías más ricas de esta tierra nuestra han sido masacradas por las administraciones de todos los signos políticos. La limpieza de sentinas en los astilleros que las pueblan han vertido en sus aguas tantas toneladas de hidrocarburos en cuarenta años, que el Prestige es una chorrada.
El más aldeano de nuestros alcaldes ha construido paseos marítimos en un humedal después de rellenarlo con residuos urbanos. En todas las Rías.
Y de pronto el Seprona descubre las vieiras.
Escucho decir al Presidente de la Cofradía de Pescadores de El Ferrol, que los furtivos de la vieira son conocidos, honrados padres de familia que no tienen otra cosa... Esto me recuerda a un furtivo del Rio Lérez al que los caciques de entonces nombraban guarda-ríos cuando venía Franco a pescar para que no le jodiese los salmones y le dijese donde estaban. Cuando Franco se iba la Benemérita le daba una paliza por furtivo y asunto arreglado.
Los ocho ministerios implicados aseguran que el consumo de vieiras autóctonas producen Alzheimer y otras enfermedades neurológicas graves. En mi caso creo que la gravedad de mi situación neurológica es por llevar treinta años en los Ministerios. Es una suerte que nuestros ministros alternen sabiamente los sectores público y privado, sin necesidad de oposiciones ni estas tonterías. No es rentable ni saludable lo público durante largos periodos.
Cocinar bien las vieiras tampoco.
Con Bea, la camarera feliz.
Con Bea, la camarera feliz.
Tres de los más afamados restaurantes del país han sido expedientados con despliegue de las fuerzas de orden público, que al lado de su cuartel tienen un Supermercado de la droga, al parecer por cocinar bien vieiras.
Desde 1972 soy cliente ocasional pero devoto, de dos de ellos, siempre consumo vieiras y el gilipollas de mi neurólogo dice que lo mío es de una pedrada. Cuando me sentí mal fue cuando los electos metieron a mi país en una guerra, cuando privatizan suelo y servicios públicos, cuando los expedientes sancionadores son recaudatorios. Comiendo vieiras me olvido de ellos, me siento bien, y mis expectativas sexuales aumentan.
Ayer cumplí 57 años, mi santa me llevó a comer vieiras con arroz a Casa Ces, uno de los expedientados. Confío en ellos, nunca pregunté de donde sacan las vieiras, pero bendigo a quien las suministra, bendigo a Ramón que las adquiere, a la cuñada y la prima que las cocinan, a la chiquilla que las sirve, a la suegra que les enseñó. A cierta edad tenemos que cuidarnos... creo que las vieiras son importadas de Chile, debe ser por eso que estoy igual que siempre: cabreado con las autoridades.
No tardaremos mucho tiempo en saber a que viene esto.
13.09.08. Hoy han entregado los informes de laboratorio de la partida de vieiras incautadas en el Restaurante Casa Ces. Son aptas para el consumo. No sé si la Conselleira dormirá tranquila, yo si.